Tras 46 intensos días de despliegue, el submarino ‘Isaac Peral’ (S-81) regresó la pasada semana de su primera misión internacional bajo control operativo de la OTAN, con la que España ha vuelto a poner de relieve su compromiso con la seguridad colectiva y la estabilidad en el Mediterráneo.
El submarino recibió una calurosa bienvenida al llegar a su base del puerto de Cartagena, donde atracó tras haber cumplido con un recorrido de más de 5.000 millas náuticas y con 840 horas de inmersión, encuadrado en la operación ‘Sea Guardian’ de la Alianza. En ella, España contribuye desde 2017 a la estabilidad y a la lucha contra el terrorismo desde aguas del Mediterráneo, así como al conocimiento del entorno marítimo.
Al frente del ‘Isaac Peral’ y de su dotación ha estado el capitán de corbeta Fernando Clavijo, quien destacó la importancia que ha supuesto “este hito en la industria de defensa, ya que se trata de un buque de diseño y construcción totalmente nacional”. Asimismo, dio las gracias a la dotación por su compromiso y su excelente trabajo. “Nada habría sido posible sin su abnegación y espíritu de servicio”, manifestó el comandante.
Durante la travesía se realizó también crucero de resistencia, una prueba muy exigente destinada a comprobar la capacidad de las nuevas unidades de la Armada, que con el programa S-80 ha pasado a estar entre las mejores dotadas del mundo en cuanto al arma submarina, consolidando a Navantia como una de las empresas punteras internacionales.
Durante su despliegue, el submarino permaneció en cota periscópica, con el objetivo de maximizar la obtención de inteligencia. Entre los hitos más relevantes, la identificación de numerosos buques, que han sido reportados a la OTAN. Gracias a su avanzada tecnología, que garantiza su total discreción y sigilo, el buque realizó tareas de vigilancia sin perturbar el patrón de vida de otras unidades de superficie, al tiempo que pudo localizar e identificar actividades ilícitas dentro de su área de operaciones en el Mediterráneo.
A lo largo del despliegue, el S-81 realizó tres escalas internacionales en Sicilia (Italia), Alejandría (Egipto) y Creta (Grecia). Además, durante sus últimos días de navegación se integró en los ejercicios ASW ‘MARBORÁN’, donde llevó a cabo actividades de adiestramiento.
Con una eslora de 80,8 metros, un diámetro de 7,3 y un desplazamiento de casi 3.000 toneladas, el S-80 tiene capacidades únicas entre los submarinos no nucleares de la OTAN. Por su alto nivel de automatización puede operar con una dotación de solo 32 personas y está capacitado para misiones antisuperficie, antisubmarinas, ataque a tierra, operaciones a diversas profundidades, operaciones especiales y de evacuación de personal civil, recopilación de inteligencia o disuasión.