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Donde los drones alcanzan su madurez
29/12/2025
Artículo de la Revista Española de Defensa nº 433
«Operamos en un escenario singular, por el aislamiento estratégico que ofrece este entorno natural, poco desarrollado urbanísticamente, con más de 300 días al año de sol, cielos despejados, sin vientos reinantes», señala el coronel del EA José Antonio Quesada, jefe del Centro de Ensayos de Unmanned Systems (CEUS).
Este centro del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) se inauguró hace poco más de un año, en octubre de 2024, para acoger los ensayos de vuelo de los sistemas aéreos tripulados remotamente (RPAS, por sus siglas en inglés) de gran tamaño y obtener, una vez superadas con éxito las pruebas, su calificación operativa.
A vista de dron, las infraestructuras del centro se presentan como un modesto aeródromo, sobre un terreno de 75 hectáreas rodeado de dunas, pinares, humedales y cultivos de fresa en el paraje de La Atalaya, perteneciente al municipio onubense de Moguer.
Su área de actividad se prolonga mar adentro, «para abarcar un espacio de exclusión aérea de un millón de hectáreas con un uso ilimitado vertical, en altura, prácticamente único en Europa», apunta el coronel Quesada.
Este es el hábitat «necesario, y también diría que obligatorio, para que los grandes drones alcancen su madurez tecnológica, es decir, superen la prueba de fuego que les permita obtener su validación en un entorno real», subraya el jefe del CEUS.
